Verdaderos vinos de altura

Sin dudas, es uno de los “nuevos” emprendimientos que más ruido ha causado en el mercado, desde que se inició, hace doce años aproximadamente. Un deseo, mucha pasión y conocimiento detrás de estas nuevas etiquetas. El terruño, las personas y la experiencia, explican el rápido reconocimiento. El deseo de elaborar los mejores vinos que reflejen un terroir de suelos excepcionales, con altitudes fuera de lo común para los viñedos en Mendoza, se convirtieron en vinos con carácter. Los cuales nacen en una finca de 250 hectáreas que se encuentra ubicada en Gualtallary; la Indicación Geográfica más elevada de Valle de Uco; al pie de la cordillera de Los Andes.

Plantados entre los 1350 y 1600 msnm, están distribuidos en pequeñas parcelas a lo largo de los valles de las Lomas del Jaboncillo. En ese rincón extremo de suelos variados -aluvionales, arenosos, y rocosos con abundancia de carbonatos- se cultivan las uvas con las cuales el enólogo Juan Bruzzone, con el asesoramiento de Hervé Fabre, elabora los vinos. Y para su debut en DELIRIO, seleccionamos cuatro de sus etiquetas más destacadas. El Alta Yari Reserva Malbec 2023, nace al límite del crecimiento para la vid, en condiciones extremas.

Eso explica su intensidad y expresión profunda. El Alta Yari Reserva Cabernet Sauvignon 2023 es uno de los pocos exponentes de altura que hay de este cepaje, en el mundo. De ahí que su carácter sea tan vibrante y con un mensaje herbal muy marcado, que habla del lugar extremo. Por su parte, el Alta Yari Gran Reserva Torrontés 2023, es un blanco que sentó un precedente en la historia de esta uva autóctona de la Argentina. Ya que si bien en Salta hay exponentes que surgen a mayor altura, las condiciones climáticas le imprimen a este blanco de alta gama, notas que lo hacen distintivo. Con la frescura y la tensión como descriptores que sobresalen. Por último, la novedad de la casa, el Alta Yari Gran Reserva Pinot Noir 2023, un vino que del potencial inigualable del terroir de Gualtallary. Este varietal ha encontrado en esta región mendocina un terroir que potencia su carácter distintivo. Las altitudes elevadas, que superan los 1.200 metros sobre el nivel del mar, y las temperaturas frescas durante el día y la noche, crean un microclima ideal para elaborar vinos de gran frescura y complejidad aromática. Con su perfil sofisticado y distintivo, se posiciona como una alternativa cada vez más valorada.