Si bien la irrupción del vino argentino en el mundo es reciente, la actualidad y el potencial se explican a partir de su historia y tradición.
Ya que, si bien fue a partir del nuevo milenio que las bodegas locales se hicieron conocidas en el mundo entero de la mano del Malbec, la explicación de la calidad no solo tiene que ver con los terruños, el clima y las personas que los elaboran, sino también con la historia detrás de cada bodega. Y así como hay bodegas nuevas, también están aquellas que trascendieron el tiempo y están manejadas por la cuarta o quinta generación de la misma familia fundadora. Algo de eso hay detrás de Pulenta Estate, porque los Pulenta son una de las familias más tradicionales e importantes de la vitivinicultura Argentina, y cada generación fue protagonista de su desarrollo y evolución. Todo comenzó en 1902 con la llegada de Ángelo Pulenta y Palmina Spinsanti a la Argentina provenientes de Ancona, Italia, un matrimonio de inmigrantes con un gran sueño por cumplir. Así fue como a los diez años, los hermanos plantan su primera viña en Finca la Germania. Para 1930, ya habían fundado la Bodega Peñaflor, siendo una de las más importantes de su época. En 1936, Don Antonio Pulenta; 2da generación; recibe su titulo de enólogo, y sin dudas fue quién lideró la bodega por muchos años y sentó las bases para el que se convertiría, con los años, en uno de los grupos de bodegas más grande del mundo.
Fue en 1974 que su hijo Eduardo, continuando los pasos de su padre, recibe el título de Licenciado en Enología. Años más tarde y apostando a nuevas zonas, comienzan con la plantación de Finca "Viñedos de Don Antonio", en Los Arboles, Valle de Uco, cuando nadie hablaba de la zona, y era de muy difícil acceso. En 1992, la familia encara la plantación de Finca "La Zulema", en Alto Agrelo, Lujan de Cuyo, sin saber que años más tarde sería el lugar elegido para levantar la nueva bodega de la familia.
En 1997, los hermanos Pulenta venden la mayoría accionaria de la bodega histórica de la familia, y empiezan a soñar con una bodega diferente, más pequeña, en la cual pudieran atender cada detalla de cada vino, y enfocada a vinos de alta gama.
Así fue como en 2002, nace Pulenta Estate, celebrando el aniversario de 100 años de la llegada de Ángelo y Palmina al país. Hoy, a punto de cumplirse veinte años de aquel importante acontecimiento, Eduardo (hijo) y Diego Pulenta, parte de la 4ta generación, trabajan a la par de sus padres en la bodega, pensando en las generaciones que vienen.
Desde su nacimiento, esta pequeña bodega fue referente, con una misión clara; producir series limitadas de grandes vinos que reflejaran el terruño. Eso les permitió construir un establecimiento de avanzada, combinando modernas piletas de hormigón con diversas cubas de roble, hoy presentes en la mayoría de las bodegas.
La idea, más allá de los avances que permitía la tecnología, era recrear los métodos clásicos de vinificación para dar con vinos de alta gama, con personalidad, cuidando cada detalle, desde la viña hasta la botella. No por casualidad, los vinos de los hermanos Pulenta siempre se caracterizaron por su equilibrio.
Los hermanos Eduardo y Hugo Pulenta, también comparten la pasión por los autos, esto los llevó a crear los vinos para Porsche, la mítica fábrica de autos.
Vinos que nacen en la viña respetando la tradición familiar y el medio ambiente
Entre ellos y un grupo de jóvenes profesionales, que trabaja con la familia desde hace varios años, dan vida a vinos expresivos que nacen en dos fincas icónicas; Finca La Zulema (Agrelo), donde se encuentra la bodega, y Finca Don Antonio (Los Árboles), una de las primeras plantadas en el Valle de Uco.
En Alto Agrelo, los suelos son aluvionales y van del franco arenoso al arcilloso, heterogéneos, con un subsuelo rocoso formado por canto rodado. Sobre él se deposita una capa de textura más fina de sedimento, franco arenoso en partes y franco arcilloso en otras. De excelente permeabilidad y drenaje permitiendo a las raíces una buena exploración en profundidad. Pobres en Materia orgánica y bajos en fertilidad. Este perfil produce una buena concentración polifenólica. Traduciéndose en vinos frutados y florales con una mayor concentración de taninos elegantes y persistentes. Allí, en Finca La Zulema hay 135 hectáreas plantadas con variedades de Chardonnay, Malbec, Sauvignon Blanc, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Pinot Gris y Tannat. La gran amplitud térmica que provoca la cercanía a los cordones montañosos permite una alta concentración de taninos que dan como resultado vinos elegantes y amables.
En 1981 comienza la plantación de Los viñedos Don Antonio en la zona de Valle de Uco, una de las zonas de mayor importancia vitivinícola en los últimos años. Suelos aluvionales, arenosos o pedregosos que brindan excelente permeabilidad y drenaje dan como resultado la elaboración de vinos de gran calidad. Formados por cantos rodados en profundidad y aflorando en la superficie de algunos sectores. Sueltos y de excelente drenaje. Textura Franco-Arenosa. De muy buen equilibrio aire, suelo, agua. Pobres en Nitrógeno y Materia Orgánica. Traduciéndose en vinos de muy buena estructura con taninos presentes, firmes y equilibrados, mayor característica mineral y de colores intensos. La amplitud térmica que ronda los 15ºC brinda a las uvas una excelente cantidad de taninos. Petit Verdot, Malbec, Pinot Noir, Chardonnay, Syrah, cabernet Sauvignon, Merlot, Semillón son algunos de los varietales que se pueden encontrar en las casi 402ha que posee la propiedad.
La bodega está comprometida a respetar el medio ambiente. Con viñedos de más de 40 años, trabaja con la misión de causar el menor impacto y siendo eficientes en la utilización de los recursos. Ta poseen las siguientes certificaciones: Global GAP (Good Agricultural Practice o Buenas Prácticas Agrícolas. Sustentabilidad de Bodegas de Argentina que apunta, entre otras cosas, al manejo del Agroecosistema y el uso eficiente de la energía. Y próximamente la ISO 22000 sobre inocuidad de elaboración de vino.
Todos los vinos de la bodega tienen intervención de la familia, sobre todo del enólogo Eduardo Pulenta, que comanda un joven equipo de profesionales que hace muchos años trabaja junto a la familia. Entre ellos el enólogo Javier Lo Forte y el agrónomo Facundo Yazlli, que suelen ser las caras más visibles de la casa.
Las líneas de vinos han ido creciendo en base a la consolidación del emprendimiento y de la visión de los hermanos, con la conquista de nuevos mercados, pero siempre con el foco en el Malbec. La Flor, es la línea de vinos jóvenes que conquistó paladares desde que surgió, con una estética muy cuidada, y una relación calidad precio destacable. En orden cualitativo le siguen los Pulenta Estate, que llevan números romanos en su etiqueta adelante del nombre. Entre ellos el Malbec, el Merlot y el Cabernet Sauvignon son los fundacionales, aunque también se destacan un Pinot Noir y blend y los blancos Sauvignon Blanc, Chardonnay y, más recientemente, el Pinot Gris. Después vienen los Gran, vinos de producción limitada y con una crianza de unos 18 meses aproximadamente en vasijas de roble de diferentes tamaños y usos. Y coronan la propuesta de la bodega los flamantes blends blanco y tinto. Palma Carola y Ángelo formaron una gran familia que hoy pertenece en parte a Pulenta Estate. Palma Carola fue un entramado para la historia familiar. Todas las experiencias de la vida son fecundas, por esto desean comunicarlo a las nuevas generaciones, como un gran valor al que vale la pena aspirar. Ese algo muy valioso que se llama sencillamente unión familiar.
Palma Carola con tan solo 22 años junto a Ángelo Pulenta dejan la milenaria tierra italiana en Ancona, buscando un sueño en el nuevo continente, sin descanso, transitando mil fronteras finalmente en 1902 llegaron a nuestra querida Argentina. No se detienen en Buenos Aires, sino que su destino fue Mendoza a trabajar la viña. Luego de unos años deciden trasladarse a San Juan continuando su dedicación a la vitivinicultura. Así se inició en 1912 lo que en principio fue una modesta bodega familiar. Palma Carola muere el 28 de mayo de 1923 a los 42 años, habiendo forjado una férrea unión de 9 hijos.
Por eso han elegido su nombre en forma de homenaje a ella, madre de Antonio y abuela de Hugo y Eduardo. Esta mujer decidida, y valiente, que siendo muy joven dejo todo para seguir sus sueños. En la sociedad que le toco vivir, no se quedó corta en las posibilidades de acción que le ofreció, porque tenía garras y tenía fibra para hacer mucho más. Pero el destino quiso que tuviera que abandonar este mundo. El propósito inmediato es hacerle un sencillo obsequio para facilitarles el recuerdo con las uvas que implantó su hijo Antonio.
Pero hay algo más profundo que desean transmitir a través de estos vinos, la estupenda herencia que dejó y el deseo de permanecer juntos.
Los vinos de la bodega Pulenta Estate nunca se van a caracterizar por causar impacto, ni desde afuera ni desde adentro, no son vinos a la moda o pensados para llamar la atención. Tienen muy claro que hacer un vino es un acto de generosidad, y siempre están pensando en quién lo tomará. Por eso su misión es elaborar partidas limitadas de grandes vinos de los cuales de puedan sentir orgullosos. Y todo el equipo comulga con esta idea.
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at Fabricio Portelli
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