
Canto by Los Cuadros es una bodega joven y vibrante, ubicada en el corazón de Gualtallary, con inspiración en el paisaje que caracteriza la zona vitivinícola por excelencia del Valle de Uco.
Canto by Los Cuadros es una bodega joven y vibrante, ubicada en el corazón de Gualtallary, con inspiración en el paisaje que caracteriza la zona vitivinícola por excelencia del Valle de Uco.
Gustavo Ozamis, además de ser el enólogo que elabora los vinos Canto, es bisnieto del fundador de Maipú (José Alberto de Ozamis), uno de los primeros viticultores de Mendoza que, a mediados del 1800, puso a disposición terrenos y dinero para comenzar a levantar lo que hoy es ese departamento, uno de los centros vitivinícolas más importantes de la Primera Zona mendocina. Joven, pero con amplia trayectoria, también hijo de enólogo (Mario Ozamis), considera que la vitivinicultura es un viaje de ida que permite crear, proponer, decidir y experimentar en cada temporada y emprendimiento.
Sus primeras experiencias fueron en 2010 en la bodega Monteviejo del Clos de los Siete, junto a Marcelo Pelleriti. Pasando luego por Monte Quieto, Gualtallary y Piccolo Banfi, donde estuvo desde la cosecha 2014 hasta la 2022, momento en el cual se sumó a Bodega Canto by Los Cuadros y se dedicó 100% a elaborar vinos en Gualtallary. Gustavo disfruta de trabajar en proyectos de medianos a pequeños, donde pueda estar en toda la cadena de producción, desde la elección de la uva y el trabajo en el viñedo, hasta la decisión final de qué botella y qué tapón se va a utilizar para tal o cual vino o tal o cual mercado.
Los vinos seleccionados para DELIRIO nacen de una vinificación precisa, con las virtudes del concreto, en las que se busca mantener la identidad de terroir y 16 meses de paso silencioso por roble, en el caso de SobreCanto 2022, el vino top de la casa. El estilo buscado es de vinos complejos, de concentración media alta y buen balance de acidez, reforzando texturas y longitud en un paso por boca, que dejen huellas memorables. Queda claro que el lugar permite esas concentraciones y que, más allá de las mínimos intervenciones del hacedor y su equipo, los vinos terminan reflejando un estilo, una interpretación de ese lugar.
at Delirio
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